Los dirigentes de los tres países hermanos, reunidos en el Palacio de Cartago, acordaron «la organización periódica de este encuentro, alternando entre los tres países, para avanzar en las relaciones privilegiadas que unen a cada país con el otro, hacia una nueva fase cualitativa más allá del marco bilateral para la reflexión y la acción colectiva».

Reafirmaron su convicción común sobre «la necesidad de unificar posturas e intensificar la consulta y la coordinación para consolidar los elementos fundamentales de la seguridad, la estabilidad y el desarrollo en toda la región, así como su resiliencia frente a los cambios regionales emergentes y las sucesivas crisis internacionales, cuyas repercusiones ya no pueden ser afrontadas separadamente por ningún país».

Acordaron además «la urgente necesidad de contar con una voz unificada y una presencia influyente y eficaz en los diversos escenarios regionales e internacionales a los que pertenecen».

Los tres mandatarios destacaron «su total disposición a abrirse a cualquier voluntad política sincera y creíble que comparta las mismas prioridades comunes constructivas con miras a promover y enriquecer esta acción colectiva conjunta, así como profundizar el entendimiento y la cooperación al servicio de la seguridad, la estabilidad y el desarrollo de la región, que debe ser protegida de la política de ejes y de los peligros de las injerencias extranjeras».

Subrayaron «el apego de los tres países a la independencia de las decisiones nacionales, emanadas de la voluntad de sus respectivos pueblos, su preocupación por establecer relaciones con otros países y bloques regionales e internacionales, en un marco de respeto mutuo y de no injerencia en los asuntos internos, así como su apego a un orden internacional multipolar que promueva la cooperación, la solidaridad, la justicia, la equidad y la igualdad de todos ante el derecho internacional».

Insistieron en la necesidad de «ampliar esta consulta y coordinación más allá de los asuntos políticos, es decir, a todos los ámbitos del desarrollo socioeconómico en beneficio de los pueblos de los tres países, con vistas a lograr sus legítimas aspiraciones de estabilidad, prosperidad e integración».

Los presidentes también «expresaron su total rechazo a la injerencia en los asuntos libios y su apoyo a los esfuerzos encaminados a lograr la organización de elecciones que preserven la unidad y la integridad territorial de este país, garanticen su seguridad, estabilidad y prosperidad».

En este sentido, «resaltaron el papel fundamental de los países vecinos de Libia en apoyo a las autoridades libias en el proceso de restauración de la estabilidad y la seguridad y en los esfuerzos de reconstrucción».

El Comunicado Final también «condenó enérgicamente las flagrantes violaciones diarias, los crímenes de guerra y el genocidio perpetrados contra el hermano pueblo palestino, reiterando el urgente llamamiento a la comunidad internacional para el cese inmediato de la bárbara agresión, levantar totalmente el bloqueo impuesto a la Franja de Gaza y permitir el envío de ayuda alimentaria y médica, además de llevar ante la justicia a los dirigentes de la ocupación por sus crímenes».

En el mismo contexto, los responsables manifestaron «su constante apoyo a la resistencia del valeroso pueblo palestino para recuperar todos sus legítimos derechos y establecer su Estado independiente y plenamente soberano con Al-Qods como capital, así como su apoyo incondicional al derecho del Estado de Palestina a la plena membresía en la ONU».

También insistieron en la necesidad de que «la acción árabe-africana conjunta asuma su responsabilidad y su papel en el marco de los esfuerzos de la ONU para poner fin al exacerbado humanitario del pueblo hermano sudanés e imponer el cese de las hostilidades y la renuncia a la violencia en favor del diálogo como medio para resolver la crisis en Sudán, preservando al mismo tiempo sus capacidades, su seguridad, su estabilidad y su integridad territorial».

El documento subraya asimismo la necesidad de «seguir profundizando en las consultas y el intercambio de análisis, evaluaciones e información sobre terrorismo, trata de personas, narcotráfico y delincuencia organizada, con vistas a proteger a la región de estas lacras».

A la luz de las amenazas y desafíos a los que se enfrentan los tres países y con miras a reforzar la cooperación e activar los esfuerzos conjuntos para mejorar la capacidad de sus pueblos para hacer frente a las repercusiones de la crisis económica mundial, en particular en términos de seguridad hídrica, alimentaria y energética, los tres dirigentes acordaron «crear grupos de trabajo conjuntos para coordinar los esfuerzos destinados a proteger las fronteras comunes contra los riesgos y las consecuencias de la migración irregular y otras manifestaciones del crimen organizado».

Estos grupos de trabajo se encargarán también de «establecer un enfoque participativo para el desarrollo de estas regiones, asegurando la unificación de posturas y discursos ante los distintos países hermanos y amigos afectados por el fenómeno de la migración irregular al norte del Mediterráneo y en el África subsahariana».

Asimismo, se acordó «crear un grupo de trabajo conjunto para elaborar mecanismos de proyectos e inversiones conjuntas de envergadura en áreas y sectores prioritarios, como la producción de cereales y forrajes y la desalinización del agua de mar».

Se trata, entre otras cosas, de «activar rápidamente mecanismos conjuntos para la explotación de los acuíferos compartidos en el Sahara, acelerar la implementación del proyecto de interconexión eléctrica de las redes de transporte de electricidad entre sí y desarrollar la cooperación y asociaciones en el campo de la exploración, producción y almacenamiento de productos petroleros, así como en los sectores de minería y energías renovables y limpias, como el hidrógeno verde».

Ambicionan también «colmar las dificultades que obstaculizan el movilidad de bienes y mercancías entre los tres países, examinar los medios de acelerar los intercambios comerciales, crear zonas francas comunes y acelerar la adopción de medidas adecuadas, en particular mediante el desarrollo de las redes de transporte por carretera y ferrocarril y la creación de una línea marítima regular que conecta los tres países».

Además, se acordó «implementar programas de trabajo para la promoción de varios aspectos del patrimonio cultural compartido, fortalecer la cooperación en ámbitos de investigación científica, formación profesional, tecnologías modernas e intercambios de estudiantes».

Al término de esta 1ª Reunión consultiva, se decidió «encargar puntos de contacto designados por cada país, para supervisar la aplicación de lo acordado en previsión a la próxima reunión consultiva, cuya fecha y lugar serán fijados de mutuo acuerdo por los presidentes».