La oración fúnebre fue dirigida por el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, tras la llegada de los féretros con los restos del jefe del Ejecutivo iraní, de su canciller, Hosein Amir Abdolahian, y de los otros mártires a la Universidad Teherán en medio de gritos de “Dios es más grande”.
Los fieles afligidos sostuvieron carteles del fallecido líder mientras lloraban durante la ceremonia.
Raisi y sus acompañantes fallecieron cuando el helicóptero en que viajaban sufrió un accidente.