El 20 de julio de 2015 se restablecían oficialmente los nexos y daban por terminado un ciclo de más de medio siglo de ruptura de relaciones diplomáticas de forma unilateral por parte de Estados Unidos. Pensaban que en lo adelante se anunciaba el camino del acercamiento.
El periodista David Montgomery fue testigo del momento, cubría historias en aquel tiempo para el diario The Washington Post y así lo reflejó en el artículo que publicó el 21 de julio de 2015.
“Tuve esperanzas de que por fin los gobiernos estaban tratando de reparar las relaciones”, afirmó Montgomery a Prensa Latina con la percepción de que el 20 de julio de 2024 lo que existe es un retroceso en los pasos que un momento hubo.
“Nueve años después la percepción es de retroceso porque Cuba volvió desde 2021 a la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo” (elaborada por Washington) , acotó Montgomery desde su visión como periodista.
La decisión de volver a tener embajadas en Washington y La Habana de pleno derecho se produjo después de que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaran de forma conjunta en diciembre de 2014 el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
En la reseña que hizo Montgomery para el Post destacó que “fue sorprendente cuántos no cubanos conocían el himno nacional de la isla lo suficientemente bien como para cantarlo (…) mientras se izaba la bandera sobre la recién restablecida embajada en 16th Street NW. Luego se sumaron a los gritos delirantes de ‘¡Viva Cuba!’”
“Es un momento increíble”, dijo entonces Phyllis Bennis, miembro del Institute for Policy Studies. “En el esfuerzo de décadas para normalizar las relaciones con Cuba, para detener los ataques y la hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba (…) De repente tenemos una victoria. Que se levante la bandera… eso es enorme”.
“Para aquellos de nosotros que estábamos comprometidos con los valores y las aspiraciones de la Revolución cubana, la bandera, como dijo Fidel Castro en abril de 1959 cuando estaba en este edificio, era un reflejo de la Operación Verdad”, expresó por su parte el intelectual James Early.
Aquel 20 de julio, en medio de la emoción y el ser testigos de un momento histórico, Early subrayó que levantar esa bandera nuevamente “es un reconocimiento del derecho de Cuba a la soberanía y la autodeterminación”.
La mansión de piedra caliza y mármol abrió sus puertas como Embajada de Cuba en 1919 y rápidamente se estableció como un encantador lugar para fiestas de sociedad, recordó Montgomery en su reporte.
Dos años después del triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959, el Gobierno de Estados Unidos decidió, en 1961, romper relaciones unilateralmente con el país caribeño.
En 1977, durante la administración del presidente James Carter, ambas partes firmaron un acuerdo mediante el cual se establecieron las Secciones de Intereses: la de Estados Unidos en La Habana y la de Cuba en Washington DC.
Aunque estudiosos del tema afirman que en la administración de Barack Obama (2009-2017) el bloqueo se aplicó con toda su fuerza, sí hubo algunos avances como el retirar a Cuba de la arbitraria lista de patrocinadores del terrorismo en mayo de 2015.
Además, con Obama se reanudaron los vuelos comerciales y los viajes en crucero; comenzó la entrega directa de correo y se rubricaron convenios bilaterales para colaborar en diversos temas, incluidos salud, medio ambiente, tráfico humano y de drogas, y telecomunicaciones.
Sin embargo, el sucesor republicano, Donald Trump, revirtió los avances al punto de adoptar en el transcurso de su periodo en el Despacho Oval (2017-2021) al menos 243 medidas coercitivas adicionales para reforzar el bloqueo a Cuba, en medio de su política de máxima presión.
A pocos días de abandonar el cargo en enero de 2021, Trump designó a Cuba nuevamente en la lista de patrocinadores del terrorismo, una decisión a la cual se mantiene fiel el actual presidente demócrata Joe Biden, quien casi al término de su mandato no ha cumplido la promesa de campaña de cambiar las políticas de su antecesor hacia la isla.