Por David Brooks y Jim Cason
“Joe Biden es un belicista. Cree que Estados Unidos es ‘la nación indispensable’, y cree que deberíamos ser el policía mundial y usar la fuerza militar para hacerlo”, explicó Mearsheimer en una entrevista con La Jornada en su oficina en la universidad mientras llegaba la cúpula del Partido Demócrata para su Convención Nacional en esta ciudad.
El reconocido profesor, cuyos discursos trasmitidos por YouTube han captado hasta más de 30 millones de visitantes, explica que “en Estados Unidos hay mucha gente que favorece una política exterior de moderación más realista, con objetivos más limitados… Y hay gente que cree que Estados Unidos debería dominar el planeta, que deberíamos estar aquí y allá y en todos lugares. Que tenemos un derecho y una responsabilidad para ser policía del mundo”.
Estos halcones han mantenido el control del Partido Demócrata en el gobierno y hoy son los que están detrás del apoyo incondicional a Israel y Ucrania
Progresistas y sobre todo los jóvenes, dentro y fuera del partido, argumentan contra esta política bélica, y de hecho, tienen el apoyo de una mayoría en la opinión pública, pero Mearsheimer señala que “han sido rechazados categóricamente en cada momento por los súper halcones del Partido Demócrata”.
Notablemente también hay un debate interno en el Partido Republicano sobre estas políticas bélicas, indica el analista experto, el cual se puede ver en la renuencia entre algunos líderes en el Congreso como el propio candidato a la vicepresidencia J.D. Vance de seguir enviando armas a Ucrania.
Pero las líneas del debate entre los republicanos son menos claras y predecibles porque Donald Trump vacila entre amenazas de uso de fuerza militar y el aislacionismo en el plano internacional.
Quien sea que gane la elección presidencial, toda esta dinámica política no cambiará, y hasta podría empeorar. “Creo que Estados Unidos está en apuros en tres áreas diferentes del mundo. Uno es Europa, y aquí estamos hablando de la guerra en Ucrania. Segundo es Asia del este, y ahí estamos hablando de la competencia entre Estados Unidos y China.
Tercero es Medio Oriente, y ahí estamos hablando principalmente sobre el apoyo estadunidense del genocidio en Gaza realizado por Israel”, afirma Mearsheimer.
En torno a Ucrania, hay el potencial de un triunfo militar significante para Rusia. “Si suponemos que el ejército ucraniano en Donbás se colapsa y que Ucrania perderá aún más territorio del 20 por ciento ya perdido, ¿qué hará Estados Unidos? ¿Estamos dispuestos a enviar a tropas estadunidenses a combatir y morir?”, pregunta Mearsheimer.
Concluye que este conflicto es resultado de decisiones erróneas de sucesivos presidentes estadunidenses.
Indica que la guerra en Ucrania es consecuencia de la expansión de la OTAN iniciada después del fin de la guerra fría. El entonces presidente Bill Clinton creía que Estados Unidos era “la nación esencial” que tenía que imponer su voluntad sobre el mundo, y fue la decisión de su gobierno de ampliar a la OTAN hacia el este. Años más tarde, la decisión de abril de 2008 de ampliar la OTAN a Ucrania y Georgia fue el antecedente de la guerra actual.
Mearsheimer enfatiza que el gobierno ruso había dejado más que claro que percibía la expansión de la OTAN a Ucrania como una amenaza existencial y explícitamente dijo que no lo podría permitir. De hecho, en 2008 tanto Francia como Alemania se opusieron a la expansión de la OTAN porque entendían la posición de Rusia.
Sin embargo, el gobierno estadunidense, entonces bajo Barack Obama, persistió en lograr la integración de Ucrania a la alianza occidental. Para Mearsheimer, fue predecible el resultado. “Al final, los rusos anexaron a Crimea y brotó una guerra civil en el Donbás en 2014. Estados Unidos reaccionó a eso redoblando su esfuerzo, lo cual eventualmente llevó a que Rusia invadiera a Ucrania el 24 de febrero de 2022”.
Preguntado del por qué de la insistencia de Estados Unidos de continuar con estas políticas a pesar de los resultados, respondió: “Estados Unidos pensó que es tan poderoso que podría hacer que Rusia tragara la expansión adicional de la OTAN”.
Agregó que “los estadunidenses no entendieron la política del equilibro de poder y sobre estimaron lo que se puede lograr con fuerza militar”, explicó, “Y el resultado final es que ahora están perdiendo esa guerra”.
Los problemas para un gobierno potencial de Harris no se limitan a Ucrania en el plano internacional. El gobierno de Israel no sólo está llevando a cabo un genocidio en Gaza con armas estadunidenses, señala Mearsheimer, también está intentando ampliar la guerra a Líbano e Irán.
“Esta es una guerra que no queremos, una guerra que no quiere Irán, pero Israel sí. Entonces la pregunta es, ¿cómo fue que permitimos ser involucrados en ese conflicto? Y la respuesta es muy sencilla: los israelíes pueden hacer lo que quieran y nosotros los vamos a apoyar”, critica Mearsheimer.
La razón de esto, enfatiza, es el poder del “lobby israelí” en Estados Unidos. Mearsheimer es coautor del libro The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy publicado en 2007 que documenta a fondo la enorme influencia política de este cabildeo sionista a lo largo de 50 años.
“Estados Unidos tiene una relación con Israel sin paralelo en la historia. Estados Unidos otorga apoyo incondicional a Israel a quien le ofrece un monto notable de apoyo económico, diplomático y militar”, dijo. Aunque reconoce que la brutal guerra de Israel en Gaza ha obligado a políticos en Estados Unidos a adaptar sus posiciones, sigue pensando que Israel sigue teniendo un cheque en blanco y que eso podría llevar a Estados Unidos a una guerra más amplia y peligrosa en Medio Oriente.
El reto más grande, opina Mearsheimer, tal vez está en Asia donde los fracasos tanto de demócratas como republicanos están llevando a una peligrosa confrontación con China. La lógica de la competencia con China es diferente a la que hubo durante la guerra fría con la Unión Soviética, pero en ambos casos el riesgo de errores que están llevando a un conflicto no serían sólo una guerra más, sino el fin del mundo.
Casi como para comprobar este punto, el New York Times reportó esta semana que el presidente Biden aprobó un “plan nuclear estratégico altamente clasificado para que Estados Unidos, por primera vez, reoriente su estrategia de disuasión para enfocarse sobre la rápida expansión del arsenal nuclear de China”.
Para Mearsheimer, todo esto demuestra que dentro de la cúpula encargada de política exterior, “es que casi nadie entiende la lógica realista básica, lo cual es otra manera de decir que no entienden cómo funciona el mundo”.
—
—