Las llamas en Turquía, Irak e Irán, especialmente en la última década, han consumido más de varios millones de hectáreas de reservas naturales de la zona, un problema que ya no puede enfrentarse con soluciones dispersas y limitadas a cada país.
Estas lenguas de fuego muestran que salvar la casa común requiere una “diplomacia verde” y la creación de una organización regional para hacer frente de manera colectiva a los desastres naturales.
Mundo
Los datos de investigadores de la Universidad de Maryland indican que el proceso de combustión de bosques, pastizales y recursos naturales en la última década, debido al cambio climático, ha estado siempre en aumento, de modo que los incendios forestales queman ahora cada año el doble de la cobertura arbórea en comparación con hace dos décadas.
Según este informe, el año 2024 ha sido el más severo en términos de incendios forestales en los últimos tiempos, con al menos 13.5 millones de hectáreas de bosque quemadas, un área casi del tamaño de Grecia, lo que representa un aumento del 13 % en comparación con 2023, cuando se perdieron 11.9 millones de hectáreas
Irán
Uzón de los bosques hircanos del norte y ha afectado gravemente a varias zonas de la provincia de Mazandarán, incluida la región forestal de Elit, cerca de Chalus.
Según las estadísticas oficiales, solo en los últimos ocho meses se han producido 2,102 incendios en áreas naturales de Irán; sin embargo, entre ellos, ‘Elit’ tuvo una forma diferente, hasta el punto de que puede considerarse uno de los incendios más particulares del país.
De acuerdo con informes internacionales, Irán ha estado luchando con la peor sequía en las últimas décadas, y ahora los incendios en el norte han destruido bosques ancestrales y partes de un antiguo y patrimonio mundial
Una región atrapada en un dolor compartido
Un estudio de la Universidad de Lund en Suecia, cuyos resultados fueron publicados el año pasado, advirtió: “La región de Oriente Medio presenta una convergencia particular de sistemas sociales y medioambientales que están evolucionando de maneras inestables y, por tanto, merece especial atención investigativa en relación con los incendios forestales.
En realidad, se observa que Oriente Medio experimenta un aumento de temperatura más rápido que el promedio mundial, razón por la cual enfrentará incendios más frecuentes.
Turquía
Un vistazo al mapa de la región muestra que, en la última década, el fuego ha devorado el patrimonio natural de nuestra zona a un ritmo alarmante: millones de hectáreas de bosques y pastizales que eran los pulmones de la Tierra. En este proceso, Turquía ha ocupado el primer lugar entre los países más afectados, con la pérdida de un millón de hectáreas, seguida por Irak e Irán.
Según el diario Sabah, Turquía ha presenciado en los últimos años las temporadas de incendios forestales más graves, y vastas áreas de bosques y tierras rurales de este país han resultado dañadas por este fenómeno natural amargo.
Irak
Irak también se ha enfrentado en la última década, por diversas razones, a numerosos incendios en sus zonas boscosas y de pastizales. Cabe destacar que las áreas con cobertura de robles y pastos han sufrido repetidamente estos incendios.
Un informe de una institución internacional da cuenta que entre 2001 y 2024, Irak perdió 22 hectáreas de su cobertura vegetal debido a incendios y 120 hectáreas por otras causas.
Pakistán
Pakistán también ha enfrentado en la última década el grave desafío de los incendios forestales, especialmente en sus regiones del norte. Estos incendios suelen ser consecuencia directa del cambio climático y de actividades humanas.
Según informes de organismos internacionales, desde principios de 2025, Pakistán ha registrado 1,799 alertas de incendios, solo considerando aquellas con alta fiabilidad, una tendencia que aumenta cada año.
El país también enfrentó el año pasado el mayor número de incendios registrados en sus áreas naturales.
Afganistán
Los estudios muestran que este país vecino del este también ha sido víctima de desastres naturales en la última década, atrapado en un ciclo creciente de incendios, inundaciones, tormentas y polvo.
En este período, las zonas forestales del este de Afganistán han experimentado la mayor cantidad de incendios.
Informes de instituciones internacionales indican que en 2020, Afganistán tenía 350 hectáreas de bosque natural, lo que representaba el 0.54 % de su superficie. Pero en 2024, el país perdió 44 hectáreas de estos bosques.
Conclusión / La región necesita un enfoque y un pacto verde; Irán debe ser pionero
A la luz de esta tendencia, surge la pregunta: ¿deben todos quedarse sentados como espectadores mientras se consumen la vegetación, los pulmones de la región y la casa del vecino? ¿O es necesario pensar colectivamente en esta casa común, mediante un pacto verde regional capaz de derribar las duras barreras de los desastres naturales?
Un plan operativo para salvar una región atrapada en la sed de la escasez de agua y cada vez más amenazada por incendios, inundaciones, tormentas de polvo y terremotos.
Este pacto puede constituir un diseño o una ingeniería del futuro en la que ya no es posible considerar los desastres naturales como un asunto meramente interno y doméstico.
En realidad, bajo estas condiciones, ningún desastre natural puede seguir considerándose un asunto interno, porque con la acelerada tendencia del cambio climático actual, todos los que se preocupan por la región deben comprender que estos fenómenos naturales amenazan el destino común de la zona. Amenazas que ya no son una dificultad interna, sino un fenómeno inclusivo.
En efecto, el fuego que estalla en los bosques de Irán, Irak, Turquía, Afganistán, Pakistán y otros países de la región, generará un humo llegará a los ojos de todos, y cualquier acción conjunta para salvar esta casa común se enmarcará dentro de una estrategia Ganar-ganar.
Por lo tanto, parece que ha llegado el momento de que Irán, con iniciativa y liderazgo, vaya más allá de una diplomacia meramente simbólica y extienda una invitación amplia a los países vecinos para formar un “pacto verde” que siente las bases de una cooperación operativa, seria y eficaz frente a los desastres naturales.