Lavrov indicó que los estadounidenses abordaron la cubierta del buque al acusarlo de transportar crudo cuya venta está prohibida, aunque recordó que la petrolera estadounidense Chevron opera en Venezuela y compra petróleo venezolano. Lavrov subrayó que Rusia aboga porque el debate sobre cómo combatir el narcotráfico y garantizar la seguridad marítima sea colectivo, evitando acciones unilaterales.
El Gobierno de Venezuela calificó el secuestro del buque como un “robo descarado y un acto de piratería internacional”.
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, aseguró que el ataque revela las verdaderas intenciones de EE. UU. de robar y apropiarse ilegítimamente del crudo.
Caracas recordó que Trump admitió que su objetivo es “quedarse con el petróleo venezolano sin pagar ninguna contraprestación a cambio”. Por su parte, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, condenó “de manera contundente” la acción estadounidense, calificándola de “vil acto de piratería”.
El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, pidió a América Latina estar “alerta” ante el despliegue militar de EE. UU., cuyo fin es “someter a los pueblos de la región” para mantener el control de sus recursos. Desde agosto, EE. UU., mantiene desplegada una fuerza militar significativa frente a las costas de Venezuela, justificándola como parte de las luchas antidrogas.
La operación “Lanza del Sur” realiza bombardeos contra presuntas embarcaciones, con un saldo de más de 80 personas muertas. La ONU y la propia DEA señalan que Venezuela no es una ruta principal para el narcotráfico hacia EE. UU.