Los fieles llegaron desde diferentes zonas, enfrentando una fuerte vigilancia israelí con refuerzos militares, instalación de puestos de control y verificación exhaustiva de sus identidades.

   Mientras concluían las oraciones, un grupo de colonos israelíes entonó canciones y consignas provocadoras cerca de la Puerta de los Leones en la Ciudad Vieja de Jerusalén, incrementando la tensión durante la festividad musulmana.

   Las autoridades israelíes también rechazaron entregar completamente la Tumba de los Patriarcas en Hebrón en el primer día del Eid al-Adha.

   El director interino de Asuntos Religiosos en Hebrón, Munjed al-Jaabari, denunció ante la agencia palestina Wafa que esta negativa israelí ya ocurrió siete veces este año, incluyendo fechas significativas como la Noche del Destino (Laylat al-Qadr) y otras festividades islámicas.

   Al-Jaabari enfatizó que la entidad palestina rechazó recibir el recinto incompleto, manteniendo una posición firme contra cualquier cesión parcial.

   Advirtió que estas acciones buscan judaizar el sitio sagrado y convertirlo en una sinagoga talmúdica.

   Finalmente, Al-Jaabari llamó al pueblo palestino a peregrinar constantemente a la Tumba de los Patriarcas para proteger su identidad islámica, e instó a la comunidad internacional a presionar a las autoridades israelíes para que cesen sus prácticas agresivas.

   La Mezquita Al-Aqsa y la Tumba de los Patriarcas son lugares clave en la identidad religiosa y cultural palestina.

   Su acceso y control representan puntos permanentes de tensión con «Israel», cuya política de restricciones es violatoria de derechos fundamentales.