Por Yousra Gouja
Hoy en día, el reto no es replicar un modelo extranjero sino inventar un modelo africano de innovación, adaptado a las realidades del continente: un modelo donde las startups no solo crean tecnologías, sino que resuelven problemas locales; donde las PYME ven la innovación como un catalizador de competitividad; donde el Estado se convierte en un facilitador. La innovación abierta conecta los desafíos de las PYMES, las instituciones y el sector público con soluciones tecnológicas concretas desarrolladas por las startups.
En un contexto en el que los ciclos de innovación son largos, los presupuestos de I + D son limitados, y los equipos internos a veces carecen de habilidades tecnológicas, este modelo se convierte en una palanca estratégica importante. Permite el acceso a tecnologías ya operativas, pruebas rápidas a través de pilotos y POC, reducción de costos y riesgos a través de la puesta en común, y la creación de colaboraciones de beneficio mutuo entre startups, pymes, instituciones públicas e inversores.
Un terreno fértil para la innovación abierta confirmado por la financiación récord
África está consolidando su ascenso en la etapa de innovación mundial. En 2025, las startups africanas recaudaron más de $ 3 mil millones, con casi $ 988 millones invertidos en el tercer trimestre y $ 1.35 mil millones en la primera mitad del año, marcando un aumento del 78% en comparación con 2024.
La financiación se centra particularmente en tecnologías limpias, inteligencia artificial y soluciones digitales, sectores clave para las colaboraciones entre PYMES y startups. Esta tendencia demuestra que el continente cuenta ahora con un ecosistema capaz de apoyar la Innovación Abierta y generar un impacto tangible en la competitividad empresarial.
Túnez: Un Laboratorio Continental De Co-Innovación
Túnez encarna esta transformación. No es solo un país donde surge la innovación: se está convirtiendo en un centro donde se estructuran, prueban y modelan nuevas formas de colaboración. GIZ Tunisia reúne a actores, empresas industriales, startups tecnológicas, consultoras como Deloitte, actores públicos, inversores e incubadoras, para transformar la innovación en un valor mensurable.
El programa AI RISE, lanzado en 2023, validó el enfoque, seguido de una segunda edición en 2025 centrada en la Industria 4.0 y la IA aplicada.
Pero la innovación no se limita a la tecnología. Un paso clave es ayudar a las empresas a aclarar sus necesidades.
“Las startups saben lo que pueden hacer, pero las pymes no siempre saben qué pedir”, explica Aicha Mezghani, Gerente Senior de Deloitte. Como señala Hichem Abdennadher, Jefe de Componentes de la Industria 4.0 e IA de GIZ Túnez: “En el África subsahariana, la situación es más compleja, ya que el tejido industrial sigue siendo limitado más allá de unos pocos grupos grandes”.
Lenguaje tecnológico: la primera barrera a superar
En muchos países africanos, muchas PYME no tienen un departamento de innovación ni una estrategia digital, a veces ni siquiera un marco tecnológico. La innovación abierta no tiene como objetivo copiar Silicon Valley, sino crear un modelo africano pragmático, colaborativo y adaptado a las necesidades industriales.
“No es que la solución no sea buena, es que la empresa y la startup no hablan el mismo idioma”, dice Hatem Haddad, presidente de Entrepreneurs Without Borders.
Iniciativas como Open Startup Africa (OST) o la asociación con Bpifrance crean un lenguaje común, un marco de colaboración reproducible y fomentan la aparición de un ecosistema fuerte. Como resume Houda Ghozzi, fundador de Open Startup: “Somos conscientes de que Francia sigue siendo un mercado de referencia para las startups africanas.
Esta asociación es la culminación de nuestro deseo de continuar innovando juntos, pero sobre todo una misión para ayudar a escribir una nueva historia para África y sus innovadores”.
África ya no se está poniendo al día con el mundo: está construyendo un modelo de innovación propio, uno del que el mundo pronto observará, aprenderá y, a veces, adoptará.