Durante su intervención en la reunión del máximo órgano de seguridad de la ONU, la canciller congolesa solicitó la aplicación de medidas coercitivas contra Ruanda, al que responsabilizó directamente de los bombardeos, el uso de drones kamikaze y el avance rebelde en la llanura de Ruzizi.
“Es inaceptable que un acuerdo solemne sea rechazado al día siguiente por quienes se comprometieron a él”, afirmó Kayikwamba, en referencia al incumplimiento del pacto recién firmado.
La ofensiva de la AFC/M23 ha permitido a los rebeldes tomar el control de Uvira, capital provisional de la provincia de Kivu Sur, en medio de una escalada que ha desplazado a más de 500 mil personas. La ministra detalló ataques con drones explosivos en localidades como Watagota, Kouvounké, Caziba, Rurhambau y Luvungi, así como en el eje Kamanyola-Uvira, y advirtió que los bombardeos ya han alcanzado territorio de Burundi.
El secretario general adjunto de la ONU para Operaciones de Paz, Jean-Pierre Lacroix, advirtió sobre el riesgo de una confrontación regional, al señalar que la nueva ofensiva “ha reavivado el espectro de una conflagración regional con consecuencias incalculables”.
Lacroix también alertó sobre una posible fragmentación de la RDC, especialmente en las provincias orientales, donde los rebeldes han establecido administraciones paralelas que debilitan la presencia estatal.
“El debilitamiento de la presencia estatal en ciertas zonas está alimentando una dinámica que amenaza directamente la unidad, la soberanía y la integridad territorial de la RDC. Al mismo tiempo, el conflicto se está regionalizando cada vez más”, subrayó el alto funcionario.
La RDC reiteró su compromiso con la vía diplomática como mecanismo para resolver la crisis. “No es una concesión ni una señal de debilidad; sino que refleja el sentido de responsabilidad de la RDC y su fe en los mecanismos multilaterales y los mediadores”, declaró Kayikwamba, en un llamado a la comunidad internacional a respaldar los esfuerzos de paz.
El representante estadounidense ante el Consejo de Seguridad respaldó las acusaciones contra Ruanda, afirmando que Washington posee información que vincula directamente al presidente Paul Kagame con la planificación y ejecución de la guerra en el este congoleño.
“Durante años, impartió instrucciones militares y políticas”, señaló, y añadió que las fuerzas de defensa ruandesas han brindado apoyo logístico, entrenamiento y desplegado unos 7 mil soldados en territorio congoleño, cifra respaldada por el reciente informe de expertos de la ONU.
Además, el diplomático estadounidense detalló que Kigali ha instalado misiles tierra-aire y otras armas sofisticadas en Kivu Norte y Kivu Sur, y confirmó el uso creciente de drones suicidas y artillería, con ataques que ya se extienden a Burundi. Condenó el incumplimiento del acuerdo del 4 de diciembre y exhortó a Ruanda a reconocer el derecho de la RDC a defender su soberanía.
Finalmente, el representante de EE.UU. indicó que su país colabora con todas las partes para pedir moderación, evitar una mayor escalada y prevenir la retórica hostil contra la comunidad tutsi, al tiempo que respalda un mandato reforzado para la Misión de Estabilización de la ONU en la RDC (MONUSCO), a la vez que ignoró el apoyo financiero y logístico brindado en el pasado por la Casa Blanca a otros grupos insurgentes presentes en la contienda.
El conflicto en el este de la RDC, alimentado por la presunta injerencia de Ruanda y el avance de grupos armados como la AFC/M23, representa una amenaza creciente para la estabilidad de toda la Región de los Grandes Lagos, según coincidieron las fuentes consultadas en el Consejo de Seguridad.