El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que fundó al Partido Libertad y Refundación (Libre), convocó en varios puntos del Distrito Central (Tegucigalpa y Comayagüela), la Casa Presidencial, Sede del Partido y las inmediaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE), en una jornada que fue tanto conmemoración como advertencia.
Desde tempranas horas, las banderas rojinegras ondearon en la entrada de Casa Presidencial, donde se realizó un acto solemne en memoria del derrocamiento del entonces presidente Manuel Zelaya, forzado a salir del país por militares armados la madrugada del 28 de junio de 2009.
La presidenta Xiomara Castro participó del acto recordando como “hace 16 años” ella junto su esposo fueron sacados de Casa Presidencial, pero hoy desde ese mismo lugar están de nuevo pero con el “pueblo hondureño y la Resistencia para que nunca más, en este país, vuelva a atentarse contra la democracia y contra el pueblo hondureño”.
“Mi gobierno restablece la dignidad de nuestra Patria y rinde honores a nuestros mártires: sangre de mártires, semilla de libertad”, destacó la jefa de Estado hondureña.
Entre los presentes se encontraban funcionarios del actual Gobierno, diputados afines al oficialismo y el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, todos bajo el mismo estandarte de reivindicar la lucha contra los golpes de Estado y, a su vez, con una advertencia contra los que acechan con la posibilidad de un fraude electoral.
La movilización concluyó frente al edificio del CNE, después de recorrer varias calles de la capital con una asistencia multitudinaria.
Durante el trayecto, se sumaron miembros de colectivos sociales, jóvenes estudiantes, mujeres organizadas, veteranos de la resistencia y familias enteras, en un ambiente que combinó memoria histórica con exigencias políticas concretas.
El golpe desató una década de violencia e inició un ruptura institucional profunda y pronto devino en un período marcado por la represión, el autoritarismo y el dolor.
El informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, publicado en 2011, fue contundente: lo ocurrido en 2009 fue un golpe de Estado, pese a los intentos de sectores nacionales e internacionales por disfrazarlo de «sucesión constitucional», los hechos fueron claros de que se trató de una operación militar ilegal contra un presidente electo democráticamente.
Durante el régimen de Roberto Micheletti, organismos como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), documentaron decenas de asesinatos extrajudiciales, desapariciones forzadas, violaciones sexuales, detenciones arbitrarias y uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes.
Solo en los primeros tres meses del régimen de facto, se reportaron más de 20 muertes violentas vinculadas a la represión, muchas de ellas en el contexto de protestas.
Los años posteriores, bajo los gobiernos del Partido Nacional, continuaron marcados por una política de represión a la protesta social, y es que, en cada aniversario del golpe, los ciudadanos que intentaban conmemorar la resistencia popular eran recibidos con gases lacrimógenos, detenciones, amenazas y violencia.
El contraste con aquella época no pudo ser más claro hoy, con una atmósfera pacífica, colorida y multitudinaria, donde incluso niños y adolescentes acompañaron a sus familias, ondeando banderas, pintando pancartas o coreando consignas.
El ambiente fue familiar y de unidad, una fiesta cívica que combina memoria, convicción política y esperanza, destacando así una celebración de los avances alcanzados y una reafirmación que la lucha por la justicia sigue vigente.
Sin embargo, la memoria también sirve como advertencia y, al llegar al CNE, la movilización expresó su preocupación por las elecciones generales de noviembre de 2025.
La principal exigencia fue el rechazo absoluto a la implementación del sistema de transmisión de actas utilizado en las elecciones de 2013 y 2017, señalados por el partido y otros entes como un “fraude electoral confirmado” que impuso la continuidad de un régimen ilegítimo a la cabeza del narcotraficante Juan Orlando Hernández, hoy preso en Estados Unidos.
La presidenciable de Libre, Rixi Moncada, se hizo presente para sentenciar: “Cuerpo a cuerpo, brazo a brazo, puño a puño, vamos a defender las próximas elecciones del 30 de noviembre… Ni se atrevan a cometer otro fraude”.
Moncada enfatizó que aún hoy se sigue exigiendo justicia porque “un día como hoy, en el Congreso Nacional, las bancadas del Partido Nacional y Partido Liberal, leyeron una carta con una renuncia que tenía una firma falsa y juramentaron al tirano de tiranos que representaba a las 10 familias y los 25 grupos que financiaron aquel cruel golpe de Estado”.
Pancartas con frases como “Sí hubo golpe”, “Ni olvido ni perdón”, “¡Nunca más sin el pueblo!” y “¡No más fraude!” adornaron el recorrido. Se escucharon consignas, se vieron rostros pintados y hasta manifestaciones artísticas que evocaban las escenas de 2009.