El alto funcionario desmintió así ante la prensa las acusaciones en contra de Moscú hechas por Kiev respecto al citado ataque y añadió que no cabe hablar siquiera de golpes a infraestructuras de energía nuclear, y cualquier afirmación de lo contrario no es cierta.
El portavoz declaró que los militares rusos no se dedican a eso, y supuso que «se trata de otra provocación, una manipulación». «Es algo que el régimen de Kiev no desdeña a veces, algo que le encanta».
Varias horas antes, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que en la noche del 13 al 14 de febrero, hacia las 01:50, su equipo emplazado en Chernóbil escuchó el sonido de una explosión que llegaba desde el nuevo sarcófago, la instalación que protege los restos de la unidad cuatro destruida en 1986 por la mayor catástrofe nuclear de la historia.
Según el OIEA, que publica varias imágenes desde el sitio en sus redes sociales, la explosión resultó en un incendio.
El director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo que «no hay cabida para la complacencia» y que su agencia «sigue en alerta máxima» tras el incidente en Chernóbil y el reciente incremento de la actividad militar en la central nuclear de Zaporozhie.
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