viernes 20 de septiembre de 2024
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Agostinho Neto y Fidel Castro, una hermandad combatiente y de principios

La Habana (CGR): El 22 de julio de 1976 llegó a Cuba Agostinho Neto, presidente del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y de la República Popular de Angola, invitado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Gobierno Revolucionario que lo condecora con la Orden “Playa Girón”.

Por Pedro Rioseco

   António Agostinho Neto nació el 17 de septiembre de 1922 en la aldea Kaxicane, región de Icolo Bengo, aproximadamente a 60 kilómetros de Luanda. Su padre fue pastor y profesor de la Iglesia Protestante; y su madre, al igual que su padre, también fue profesora.

   Luego de haber concluido un curso del Liceo en Luanda, Neto comienza a trabajar en los Servicios de Salud, convirtiéndose rápidamente en una figura prominente del movimiento cultural nacionalista que, durante los años cuarenta, alcanzó una fase de vigorosa expansión.

   En 1947 viajó a Portugal y matriculó en la Facultad de Medicina en Coimbra, graduándose en 1956, no obstante, las vicisitudes: prisión en dos ocasiones, cambios de ciudad, escondiéndose de la Policía Política Portuguesa (PIDE), etc.

   El 10 de diciembre de 1956 se funda el Movimiento Para la Liberación de Angola (MPLA), del que toma conocimiento, por ser una fuerza política que congregaría a los intelectuales y obreros revolucionarios para la lucha contra el gobierno colonial fascista.

   En 1958 funda en Lisboa el Movimiento Anticolonialista (MAC), conjuntamente con algunos estudiantes oriundos de diversas colonias portuguesas. El 30 de diciembre de 1959, Neto regresa a Angola con su esposa y un hijo pequeño. Allí ocupa la jefatura del MPLA y continúa ejerciendo la medicina.

   El 8 de junio de 1960, encontrándose en plena actividad en su consultorio en Luanda, el director de la Policía Internacional y de Defensa del Estado arresta a Neto.

   La población de su aldea natal, al conocer del hecho, organiza una manifestación pacífica de protesta. La policía respondió reprimiéndolos, dejando un saldo de 30 muertos y 200 heridos. Esta vil acción se recuerda como la «Masacre de Icolo Ibengo».

   Debido a este acontecimiento, el gobierno fascista decidió transferir a Neto a cumplir prisión en Lisboa y más tarde es trasladado a la Isla de Santo Antonio y Santiago en Cabo Verde. Allí continuó ejerciendo su profesión y fue electo, durante ese período Presidente Honorario del MPLA.

   En las primeras horas del 4 de febrero de 1961, un grupo de nacionalistas angolanos emprendió una acción combativa para liberar de las cárceles de Luanda a sus camaradas patriotas, siendo este el primer grito de libertad de esta nueva era. Esta chispa de rebeldía se extendería por todo el territorio angolano, siguiéndole a ésta una represión tan cruel, que resultó en la muerte a cerca de 30 mil angolanos hasta la proclamación de la independencia.

   El 17 de octubre de 1961, Neto fue trasladado a la prisión de Aljube en Lisboa. A partir de este momento, un grupo de amigos de Neto lanzaron una campaña en pro de su liberación y la de todos los prisioneros políticos angolanos. Gracias a la fuerte presión de esta campaña, las autoridades fascistas se vieron obligadas a liberar a Neto en 1962, fijándosele residencia en Portugal.

   Entre tanto, el MPLA puso en práctica un eficaz plan de evasión, haciendo que Neto y su familia abandonaran clandestinamente Portugal, llegando así a Leopoldville en junio de 1962. En diciembre del propio 1962, es elegido presidente del MPLA durante la Conferencia Nacional del Movimiento.

   Desde 1963, Neto se lanza en una intensa actividad, visitando numerosos países, contactando importantes dirigentes revolucionarios y otros, siendo reconocido como el guía indiscutible de un pueblo heroico y generoso, que llevaba una guerra justa por la independencia nacional, por la democracia y por el progreso social.

   Con el derrocamiento del régimen fascista de Salazar en Portugal, el MPLA consideró que estaban creadas las condiciones mínimas indispensables para firmar un acuerdo de cese al fuego con el gobierno portugués, el cual se materializó en octubre de ese año.

   El 4 de febrero de 1975, el presidente Neto regresa triunfante a Luanda, dándose la mayor manifestación popular que se recuerde en Angola. A partir de ese momento asume y dirige todas las acciones contra las múltiples tentativas orquestadas para impedir la independencia de Angola, proclamando la «Resistencia Popular Generalizada».

   El 11 de noviembre de 1975, después de 14 años de lucha armada contra el colonialismo fascista y el imperialismo, el pueblo angolano proclamó, en la voz del presidente Antonio Agostinho Neto, la Independencia Nacional.

   Es nombrado Primer Presidente de la República Popular de Angola y define en su discurso como objetivo estratégico «la construcción de una nueva sociedad sin explotadores ni explotados». En diciembre de 1977, bajo su dirección, se funda el MPLA Partido del Trabajo.

   La República Popular de Angola nace en medio de una invasión imperialista dispuesta a liquidar la voluntad de un pueblo en su propio embrión. Ante la invasión, el presidente electo Antonio Agostinho Neto solicitó la ayuda de Cuba. El 5 de noviembre dio inicio la Operación Carlota.

   En tales circunstancias Fidel Castro expresó: “Que lo sepan los racistas de África del Sur y que lo sepan los imperialistas yanquis. Formamos parte del movimiento revolucionario mundial, y en esa lucha de África frente a los racistas y frente a los imperialistas, sin vacilación alguna, estaremos junto a los pueblos de África”.

   En la clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 22 de diciembre de 1975, el líder de la Revolución Cubana explicaba al pueblo la esencia de la ayuda que ofrecíamos a Angola: “¡Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola! No buscamos petróleo, ni buscamos cobre, ni buscamos hierro, ni buscamos nada en absoluto. Simplemente aplicamos una política de principios. No nos cruzamos de brazos cuando vemos a un pueblo africano, hermano nuestro, que de repente quiere ser devorado por los imperialistas y es brutalmente atacado por África del Sur. ¡No nos cruzamos de brazos y no nos cruzaremos de brazos!”.

   Fuerzas opositoras internas, alentadas por Estados Unidos y otras potencias extranjeras, con el contubernio de Zaire y Sudáfrica, pretendían impedir a toda costa el ascenso del MPLA al poder.

   El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, no lo dudó. La primera colaboración de la mayor de las Antillas consistió en instructores para cuatro centros de capacitación angolanos que organizarían, prepararían y armarían a unas cincuenta unidades de las Fuerzas Armadas Populares para la Liberación de Angola (FAPLA).

   Pero los agresores se daban prisa en su objetivo de impedir la independencia. Las tropas enemigas se dirigían hacia Luanda por el norte y por el sur, con el propósito de ocupar la capital. Jefes militares coincidieron en que el golpe hubiese aniquilado a las fuerzas revolucionarias del MPLA y de paso a sus asesores cubanos.

   Tras evaluar tan grave situación el Gobierno de Cuba decidió enviar tropas regulares y armamento apropiado para enfrentar y derrotar a los invasores. Así, el 5 de noviembre de 1975 surgió la Operación Carlota. Fue un ejercicio genuino de solidaridad. En Angola cumplieron misión internacionalista 427 mil cubanos entre 1975 y 1991, 377 mil como combatientes y 50 mil como colaboradores en salud, educación, construcción, administración y otras esferas.

   La historia de hermandad entre Cuba y Angola se forjó en ese campo de batalla, donde más dos mil 77 cubanos perdieron su vida, y la sangre de cubanos y angolanos se mezcló para siempre.

   El papel de Cuba en el logro de la independencia definitiva de Angola fue decisivo, según reconoció en múltiples ocasiones el primer presidente de la República de Angola, el doctor Agostinho Neto, a través de su amigo, el Comandante en Jefe Fidel Castro.

   Cuito Cuanavale quedó como un símbolo. Allí se frenó la invasión sudafricana. Pero la guerra continuó, ahora en el escenario escogido por Fidel Castro para que angolanos y cubanos derrotaran al agresor.

   En el suroeste de Angola, un poderoso ejército de más de 50 mil efectivos cubanos, tropas angolanas, combatientes de la SWAPO y del Congreso Nacional Africano, tras golpes militares precisos, convenció a Sudáfrica de su irremediable derrota y la necesidad de sentarse a la mesa de negociaciones. Allí quedó sepultado el apartheid y nació Namibia como país libre.

   En marzo de 1976, las tropas angolano-cubanas salieron a la frontera con Namibia y el 1ro. de abril fue firmada, en Ruacaná, el acta que oficializaba los primeros contactos entre el gobierno sudafricano y la parte cubana. Fue la primera ocasión en que los soldados sudafricanos y zairenses fueron expulsados de Angola.

   Las tropas cubanas se replegaron a una línea situada a unos 250 kilómetros al norte de la frontera con Namibia y comenzaron la evacuación hacia Cuba. En ese momento, los racistas sudafricanos retomaron su incursión en el territorio angolano y reforzaron su ayuda a la UNITA, que se mantuvo en constante incremento, con la venia y supervisión de Estados Unidos hasta la firma de los acuerdos de paz tras la batalla de Cuito Cuanavale.

   Fidel Castro dijo en 1992 que “una de las cualidades excepcionales de Agostinho Neto fue la firmeza revolucionaria, la defensa intransigente de los principios, la tenacidad en su lucha que lo llevó a la victoria”.

   De acuerdo con el Comandante en Jefe, “la claridad política y la firmeza revolucionaria del compañero Agostinho Neto”, fueron determinantes en la victoria. “La victoria del heroico pueblo de Angola. Esa victoria se debió en primer término al admirable esfuerzo del MPLA y a la extraordinaria dirección del compañero Agostinho Neto”, recalcó.

   “Si el compañero Neto hubiese vacilado, la Revolución Angolana habría sido aplastada, decenas de miles de revolucionarios angolanos habrían sido asesinados y el compañero Neto no estaría aquí presente entre nosotros, porque él mismo habría muerto en los combates. Pero el compañero Neto frente a la agresión del imperialismo, de los mercenarios blancos y de los racistas sudafricanos no vaciló en solicitar el apoyo de los pueblos revolucionarios”, dijo Fidel Castro en 1976, durante su visita a Guinea Conakry.

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