Por J. Inojosa
Esta crisis inédita en la nación caribeña con sus socios regionales ha sido menospreciada por Persad-Bissessar, quien luego de anunciar la decisión de permitir la entrada de buques de guerra a sus costas y militares estadounidense a su territorio, señaló que “la unidad de la CARICOM ya se había fracturado antes de mis comentarios”.
“Marco Rubio (secretario de Estado de EE.UU.) le está vendiendo pajaritos preñados a la primera ministra de Trinidad y Tobago”, afirmó la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, el pasado miércoles en declaraciones donde advirtió de las consecuencias de esta estrategia errada de Persad-Bissessar de colocar a la isla como “portaviones para invadir a Venezuela”.
Un pueblo aterrorizado
En la actualidad, Trinidad y Tobago enfrentan una creciente ola de violencia criminal que ha derivado en declaración del “estado de emergencia” que ha tenido que extender en dos ocasiones.
Sumado a esto, el pueblo trinitense ha expresado su preocupación por los ataques de las fuerzas armadas de EE.UU. contra embarcaciones que, además de mostrar sus primeras consecuencias con el arribo de cadáveres calcinados a su costa norte, han dejado la muerte de dos de sus connacionales.
Esta situación ha generado el temor de los habitantes de las costas, en su mayoría pescadores, que ven en la presencia de militares estadounidenses un peligro inminente de ser asesinados.
“Cada vez que salimos, no sabemos si regresaremos”, expresó Raeish Ramdass, trabajador del puerto pesquero de Bonasse, mientras que su compañero de labores Shazime Mohammed no dudó en señalar que esta situación es “culpa de Trump”.
“Estados Unidos es el mayor dictador. Quiere el petróleo de Venezuela, ¿y quién tiene que sufrir? Los pescadores de Cedros”, afirmó Mohammed.
Aislamiento regional
A esta situación de temor generalizado, el poco más de 1 millón 300 mil trinitenses deberán enfrentar las consecuencias económicas que para su país tendría una ruptura con sus socios del CARICOM, con los que mantiene un tratado de libre comercio que permite la colocación de gran parte de los productos que se producen en la isla.
Por otra parte, esta posición a adhesión a la estrategia belicista de EE.UU. ha derivado en la suspensión de acuerdos energéticos con Venezuela, país del que se vale esta isla para garantizar el suministro interno de gas y con el cual mantiene convenios de explotación de grandes yacimientos de gas en aguas compartidas, cerrando así la posibilidad de generar ingresos por exportación de esta riqueza.
Todo este panorama de terror interno y aislamiento regional al que es empujada Trinidad y Tobago por decisión de Persad-Bissessar, ha sido objeto de críticas por parte del principal partido opositor, el Movimiento Nacional del Pueblo, el cual calificó la actitud de la Primera Ministra como “lamentable, imprudente y siniestra”.