Por Arthur González.
La Habana (El Heraldo Cubano): Así puede llamar la CIA y el régimen dictatorial de Estados Unidos al mandatario ecuatoriano Daniel Roy Gilchrist Noboa Azín, quien con el apoyo de los yanquis ha ejecutado un escandaloso fraude en la 2da vuelta de las recientes elecciones presidenciales en Ecuador, sin que organizaciones internacionales, la Unión Europea y la prensa occidental desplegaran una campaña de acusaciones como hicieron contra Venezuela, lo que demuestra una total complicidad con el fraude trabajado solapadamente por Estados Unidos, para evitar que la candidata de izquierda asumiera la presidencia del país.
Todavía la cola de las acusaciones estructuradas contra el proceso electoral venezolano se mantienen en algunos diarios de occidente, pero ante las múltiples violaciones detectadas durante las elecciones en Ecuador, no hay nada similar, a pesar de las denuncias hechas por los partidos y organizaciones de izquierda, que van desde retirarle la seguridad personal a la candidata Luisa González, hasta declarar el estado de excepción en las principales ciudades de Ecuador, horas antes de los comicios y regalar bonos de dinero a los votantes extraído del presupuesto estatal.
Era sabido que Washington no permitiría que una presidenta de izquierda, seguidora de Rafael Correa, asumiera el poder de Ecuador, por eso apoyaron a Lenin Moreno, quien traicionó a Correa e incluso le retiró el asilo político que se le había otorgado en Londres a Julián Assange, perseguido con una saña feroz por publicar cables y videos de las acciones criminales cometidas por el ejército yanqui y otras informaciones que demuestran la naturaleza fascista de ese régimen.
Seguidamente respaldaron al corrupto Guillermo Lasso, al que jamás condenaron ante las cuentas personales que posee en paraísos fiscales, ni orquestaron campañas en su contra.
Los yanquis no pueden aceptar la posibilidad de perder la base militar que Noboa les entregó nuevamente y la construcción de una nueva en las islas Galápagos, en contra de la voluntad popular.
Noboa es el hombre que Washington necesita en Ecuador para evitar que la izquierda crezca en América latina, ya bastante dolores de cabeza tienen con Cuba, Venezuela y Nicaragua, para aceptar que el correísmo vuelva a gobernar a favor de las clases más desposeídas.
No se puede olvidar que Daniel Noboa nació en Miami el 30 de noviembre de 1987, por tanto, es estadounidense de nacimiento y con antecedentes de familiares en la presidencia de Ecuador e hijo del hombre más rico del país.
Los yanquis maniobraron tras bambalinas para introducirlo en la política y en mayo de 2021 fue electo a la Asamblea Nacional por el partido de derecha Movimiento Ecuatoriano Unido y ante los escándalos del presidente Guillermo Lasso, Noboa se presentó como candidato presidencial en las elecciones extraordinarias del 2023, por la coalición de los partidos de derecha Acción Democrática Nacional, conformada por el Movimiento Pueblo, Igualdad y Democracia y el Movimiento Mover, siendo electo en segunda vuelta con el apoyo de la embajada de Estados Unidos y la estación de la CIA.
Noboa es el hombre ideal para los intereses de Estados Unidos, por ser norteamericano y un millonario que defiende a ultranza el capitalismo, sin importarle las clases más pobres del país; además es graduado en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, donde en 2010 obtuvo su título en Administración de Negocios, bajo los principios del capitalismo yanqui.
En 2019, culminó una maestría en Administración de Negocios en la Kellogg School of Management. En 2020, otra maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard y en 2022, en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica, en la Universidad George Washington.
Llama la atención que después de su paso por varias Universidades yanquis, saltó de los negocios privados a la política, pues se conoce públicamente que la CIA capta a sus colaboradores e incluso oficiales entre los estudiantes.
Teniendo en cuenta la situación política existente en Ecuador, la fuerte corriente popular a favor de Rafael Correa y el proceso jurídico en su contra para evitar su regreso a la presidencia, no es descabellado versionar que detrás de su ingreso a la política está la mano de los servicios de inteligencia yanqui, para posicionarlo al frente del gobierno y garantizar sus intereses geopolíticos.
Un simple repaso por su primer mandato como presidente de Ecuador en noviembre de 2023, permite evaluar su trabajo y la falta de apoyo popular, lo que hace dudar de los votos que dicen alcanzó en estas elecciones.
Bajo su mandato los cortes de electricidad fueron de hasta 14 horas diarias, incluidos en las ciudades más importantes del país, que paralizaron grandes centros industriales. La pobreza creció en un 28%, o sea que más de 5,2 millones de personas obtuvieron ingresos inferiores a 91,43 dólares mensuales, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
El empleo informal llegó al nivel más alto desde diciembre de 2007, con el 58% de la fuerza laboral del país. Otro aspecto que le resta apoyo popular es la subida que hizo en abril del año 2024 del IVA, del 12% al 15%, medida que elevó el costo de vida para la mayoría de la población ecuatoriana.
Un aspecto que incrementa la sospecha del fuerte apoyo de los yanquis es la información publicada por el diario brasileño Folha de S. Paulo, en octubre de 2023, donde se expuso que Noboa posee empresas en paraísos fiscales, de acuerdo a los Pandora Papers, hecho que viola la Ley del Pacto Ético de Ecuador, aprobada en 2017 en consulta popular, donde se acordó prohibir a los candidatos a cargos públicos de elección popular, si se demostraba que eran propietarios directos o indirectos de bienes o capitales en jurisdicciones o regímenes, considerados paraísos fiscales. A pesar de esta violación su candidatura no tuvo contratiempos.
La persecución contra todo político con posiciones de izquierda es implacable, al mejor estilo de la democracia made in USA, como el caso de Rafael Correa y su ex vicepresidente asilado en la embajada mexicana, de donde fue sacado a la fuerza con el silencio del régimen de Washington.
Similar acción tomó Noboa con su vicepresidenta, Verónica Abad, desde que él asumió la presidencia del país y sin el más mínimo respeto a las leyes la designó embajadora en Israel. Seguidamente, le ordenó ir a Estambul, acciones calificadas por la vicepresidenta como una persecución política y un exilio forzoso. Para ampliar el acoso político, el Ministerio de Trabajo la suspendió por 150 días, bajo el argumento de haber llegado con cuatro días de retraso a su nueva asignación, medida que fue impugnada ante la justicia constitucional, que finalmente anuló la suspensión.
La prueba de que la derecha no respeta derechos ni leyes cuando el objetivo es demoler a la izquierda, fue la sentencia del juez del Tribunal Contencioso Electoral, el pasado 27 de febrero de 2025, condenando a Verónica Abad por violencia política de género en contra de la canciller Gabriela Sommerfeld, sanción que incluyó la suspensión de sus derechos políticos por dos años y una multa de 30 salarios básicos unificados.
Por esas razones los yanquis no admiten que Luisa Magdalena González Alcívar, líder del movimiento político de izquierda y respaldada por el expresidente Rafael Correa, pueda ganar limpiamente la presidencia de Ecuador.
Para evitarlo, ejecutaron todo tipo de violaciones que no han sido rechazadas por occidente, silenciando las acusaciones de los movimientos de izquierda de haberse ejecutado un explícito fraude electoral.
Estados Unidos y la CIA trabajan a fondo para impedir que regrese a Ecuador un gobierno de izquierda como el de Rafael Correa, 2007- 2017, quien trabajó por elevar el nivel de vida del pueblo y se sumó a las posiciones anti yanquis de otros gobiernos progresistas en la región, denominados como el socialismo del siglo XXI.
Ahora Washington y sus secuaces no exigen la presentación de las actas ni el recuento de boletas, ni se acusa a Noboa por tantos elementos de fraude, porque al final es el hombre de Estados Unidos en Quito y eso es suficiente, pero como aseguró José Martí:
“Cuidado, que quien se sienta sobre los hombros del pueblo, de una sacudida del pueblo se viene abajo”.
—